06-12-2024
El Valor de las Narrativas
Más allá de la búsqueda de un objeto físico, el acto de “coleccionar” se considera como un acompañamiento al desarrollo del lenguaje de cada coleccionista, pues se centra en las historias y los significados que estos elementos generan. Permitiendo que cada colección sea un archivo vivo, donde las narrativas no son estáticas, sino que se expanden y evolucionan en conexión con los contextos y las relaciones humanas que los rodean (mismo desarrollo orgánico de la vida). Así, el coleccionismo consciente se establece como un reconocimiento del valor intrínseco de los objetos, las narrativas y las prácticas que conforman un desarrollo cultural.
Para que sea una herramienta transformadora, es fundamental desarrollar un lenguaje que permita articular significados y construir conexiones simbólicas. Este lenguaje es una herramienta vital para comunicar desde lo básico hasta lo más complejo. En palabras de Clifford Geertz, en La interpretación de las culturas (1973), “la cultura debe entenderse como una red de significados entrelazados que organiza la vida social”. Desde esta perspectiva, el acto de coleccionar se convierte en un sistema dinámico que no solo conserva, sino que proyecta narrativas capaces de dar sentido a una existencia compartida. Desarrollando roles fundamentales para la preservación de ideas, los mecenas, cuyo papel funge como motor económico que dota de tiempo a quienes es compartido, pudiendo, así, consolidar de manera efectiva ideales.
Construir significados y dotarlos de sentido requiere tiempo. Tiempo para leer, investigar, reflexionar, articular ideas y transformarlas en narrativas con significado. Este proceso conecta profundamente al coleccionismo con el tiempo como recurso escaso y valioso pues su enfoque se vuelve humano.
El tiempo invertido en coleccionar no es un proceso lineal ni pasivo. Es un acto reflexivo que involucra múltiples dimensiones: la memoria, la creatividad, la conexión con el contexto cultural y el compromiso ético de valorar las vidas y los procesos involucrados en cada objeto o narrativa. Walter Benjamin, en su ensayo El narrador (1936), señala que las narrativas surgen del trabajo lento y deliberado de construir historias que trascienden lo inmediato. No es sorpresa que en la actualidad exista una carencia de desarrollo de la identidad propia y con ello una desesperanza que carga una generación angustiada por el voraz avance del mecanismo a la que fue insertada. Si usted tiene la capacidad de aportar algo de manera cultural, que sea tiempo, por favor.
Para dar sentido al coleccionismo, es necesario explorar cómo los lenguajes se han construido y transformado a lo largo del tiempo. El lenguaje es una herramienta que articula significados y conecta a las comunidades con sus historias y valores compartidos. Según Noam Chomsky, en El lenguaje y el entendimiento humano (1988), el lenguaje es una capacidad innata que ha evolucionado para permitirnos articular significados complejos y construir relaciones sociales. Este principio es exactamente el eje del que parte construir una colección de manera consciente, dar voz a los objetos y conectar sus historias con los valores y contextos que representan.
En las culturas mesoamericanas, los códices y las representaciones visuales no eran sólo formas de registrar información, sino sistemas completos de significados. Eduardo Matos Moctezuma, en Los códices mesoamericanos como narrativa visual (1990), señala que estos sistemas estaban diseñados para conectar las historias individuales con las cosmologías colectivas, una práctica que no podría estar más presente hoy en día.
El lenguaje, dotado de significado, es una herramienta de resistencia y reconfiguración cultural. Para el coleccionismo consciente, esto significa que las narrativas asociadas a los objetos tienen el poder de cuestionar estructuras dominantes y articular alternativas culturales. Dándoles una capacidad de hablar sin tener que mover los labios. Se convierten en desarrolladores de estas narrativas a través de los ojos de las personas que lo hayan expresado y se integre a la narrativa detrás. Así como esto puede plantearse desde la perspectiva de un individuo, podemos plantearlo de igual forma a un nivel macro con el Gobierno, pues es quien, a través de este pilar, ha demostrado que puede transformar a su sociedad.
Podría decirse , pues, que el coleccionismo consciente prioriza el valor cultural-simbólico-relacional de los objetos y creaciones-narrativas que las acompañan planteando principios fundamentales:
1. Ética del Origen
2. Conexión con las Comunidades
3. Narrativas Dinámicas
4. Impacto en el humano (desde lo más primario hasta lo más crítico)
No es: una visión paternalista, un acto de rescate, una visión supremacista , una salvación, no es una acumulación voraz (tener por el hecho de poseer).
Sí es: Articular significados, desarrollar conexiones, proyectar valores, reconoce y valora los sistemas de significados existentes, integrándose en un marco que los proyecta genera nuevas realidades; redefine su propósito como un mecanismo de acción cultural.
Por último, me gustaría agregar un pensamiento que describe Hannah Arendt en La condición humana (1958): “La acción humana está íntimamente conectada con el tiempo, no solo como una dimensión de la existencia, sino como la sustancia misma de nuestras experiencias”